Como ya es habitual en el mundo digital, junto a los indudables frutos que puede tener esta tecnología, se agazapan evidentes riesgos para lo poco que nos va quedándonos de intimidad. La misma tecnología que puede ser una ayuda impagable para los discapacitados, puede ser devastadora en el caso que se decidiera darla un mal uso, pues la capacidad de control que puede poner en manos del poder, sea este quien sea, padres, empresas o gobierno, es un arma de control total sobre hijos, empleados o ciudadanos.
Es un tópico vaticinar que no pasaremos frente a un restaurante sin que recibamos un mensaje en el móviles recordándonos el menú del día. No ha ocurrido, pero la técnica que lo permite ya está aquí. Preocupa que esta técnica caiga en manos de instituciones públicas o privadas para espiar a la gente. Mientras que los ancianos pueden estar voluntariamente dispuestos a perder parte de su privacidad por retrasar el ingreso en un geriátrico, esa misma tecnología puede ser insoportable aplicada a personas normales por decreto o de forma sigilosa.
No obstante, reconozcamos que con la misma tecnología se puede luchar en defensa de la intimidad. Por ejemplo hay dispositivos de inteligencia ambiental que borran el fondo de la imagen, de un Teletrabajador en teleconferencia mediante una webcam, de forma que su esposa en bata, no pueda ser inadvertidamente la imagen de fondo que acompañe al teletrabajador. Como siempre, la tecnología es políticamente neutra, lo que no son neutros son los usos que de ella se hagan.
http://www.laflecha.net/articulos/ciencia/computacion_ubicua4/
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